Por Dra. Estrella Flores-Carretero.

¿Eres de los que sabe quedarse callado en los momentos oportunos para ello? Las palabras y nuestros silencios, son una gran herramienta para transmitir emociones, por lo que desarrollar buenas habilidades comunicativas es clave para la salud mental, además de ser las llaves del éxito personal y profesional.

Existe la tendencia a pensar que quien opta por quedarse callado en una discusión lo hace por aburrimiento, ignorancia, desinterés o porque carece de las herramientas emocionales adecuadas para responder, y que debemos contestar para llenar los vacíos y así evitar la impresión de estar perdidos.

Cuando se trata del mundo laboral y de las relaciones de poder, se la idea errada de que quedarse callado nunca es una opción, y que debemos demostrar que sabemos tanto o más que nuestro interlocutor sobre cualquier tema y que siempre contamos con la respuesta acertada.

Debemos cambiar nuestro paradigma con respecto al silencio, pues que lo que ha significado quedarse callado ante ciertas situaciones y contextos puede tener diversas connotaciones, las cuales solo podrá entender sabiamente alguien que cuente con cierta madurez emocional.

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Las 5 situaciones en las que es mejor quedarse callado

Las 5 situaciones en las que es mejor quedarse callado

¿Cuándo es mejor callar que hablar?

Debemos tener en cuenta que la clave de todo es contar con una inteligencia emocional desarrollada. Saber quedarse callado cuando es oportuno es lo que verdaderamente marcará la diferencia en nuestras relaciones interpersonales, ya que nos estaremos ahorrando problemas innecesarios.

Según el investigador Albert Mehrabian, una conversación entre dos o más personas está compuesta por un 35% de componente verbal y más de un 65% de pura comunicación no verbal. Entender la importancia de los silencios es necesario para poder expresarnos de manera concisa y clara.

Por supuesto, todos conocemos a alguien que siempre está a la defensiva y responde de manera muy visceral, incluso a una simple pregunta. En esos momentos, quedarse callado es tomar una decisión sabia, y lo es más aún; no tomarnos lo sucedido en términos personales.

Insisto: a veces es mejor quedarse callado y dejar que la marea baje, bien sea en la casa o en la oficina. Pero para llegar a ese punto en el que no nos dejamos arrastrar tan fácilmente por el otro, es recomendable aprender herramientas para gestionar la rabia.

Por ello, jamás debemos plantearnos el silencio ante una discusión como una cuestión de quedarse callado o ignorar al otro por hacerle menos, sino porque justamente, en la efervescencia de la ira podemos ser hirientes, como diría Jodorowsky: “Procura que tus palabras sean tan bellas como tus silencios”.

 

¿Cuándo es mejor hablar que quedarse callado?

Es común escuchar a las personas decir que “en boca cerrada no entran moscas”, cuando la verdad es que debemos entender que solo hay que aprender a quedarse callado bajo ciertos contextos. Hablar es necesario para aclarar conflictos y llegar a acuerdos de convivencia.

Muchas personas prefieren excusarse en que quedarse callado no significa que no tenga nada que decir, ¿pero no es preferible hablar con las palabras adecuadas, en el momento indicado? Saber interpretar es la clave en la comunicación asertiva, pues el ruido interno en el diálogo es la gran barrera que traspasar.

En Academia de Emociones impulsamos a nuestros estudiantes a conocer su mundo interior, a que se interpelen a sí mismos, pero también a generar feedback positivo mediante la escucha empática para poder crear un ambiente de empatía donde quiera que vayan. Por ejemplo:

  • Un reclamo a tiempo siempre será mejor para evitar enredos a futuro. Tanto para las empresas como para las personas, siempre será necesario que sepan si lo que hacen está bien, para que puedan mejorar. Si nos guardamos estos detalles, ¿cómo esperamos que las cosas mejoren?
  • A veces es mejor llevar a las personas a que se decanten por decisiones trascendentales que nos pueden involucrar, y que no toman por temor.
  • Cuando cometemos un error hay que reconocerlo y no quedarse callado, de lo contrario, estaremos perdiendo mucho más.

 

¿Qué pasa si te quedas callado?

Quedarse callado también es una manera de comunicar. La cuestión es saberlo hacer en los momentos indicados. Se dice que somos esclavos de nuestras palabras y dueños de lo que no decimos, pero hay situaciones en las que jamás será conveniente guardar silencio.

  • Si somos testigos de acoso, lo mejor siempre será no quedarse callado ante el bullying, para poder brindarle una mano amiga a la víctima.
  • La depresión tiene diversos panoramas, en el más conocido y el más visible de todos, la persona se aleja, se mantiene en situación de dejadez ante todo y duerme con muchísima frecuencia.
  • Te frustras por no saber expresar tus emociones, las cuales son tan válidas como las de los demás.
  • Tu autoestima puede ir decayendo sin que te des cuenta, porque puedes empezar a creer que da lo mismo si das o no tu opinión. Lo que tengas que decir vale.
  • Puedes crear malos entendidos y llevar una muy mala comunicación con tu entorno.
  • Si no te expresas de manera adecuada, tarde o temprano todo puede estallar en un ataque de ira.

 

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A veces es mejor callar para no lastimar

 

¿Qué es mejor hablar o quedarse callado?

Seguramente te ha pasado que, tras una discusión, analizas lo dicho y piensas que era mejor quedarse callado, aunque también ocurre que con la cabeza en calma, hayas elaborado otra respuesta y caigas en cuenta que pudiste haber dicho un mejor argumento.

Quedarse callado es de sabios pero también lo es dar las palabras necesarias cuando el momento lo amerite. Seguramente quieras tener en claro algún criterio y la verdad, aunque solo de manera individual podremos saber cuando es necesario actuar de una u otra manera, quiero dejarte algunos puntos:

  • A veces es mejor callar para no lastimar, cuando quien nos interpela está actuando de modo violento con sus palabras. Responder al ultraje con más abusos, no solventará nada, sino que al contrario; generará una bomba que muy difícilmente pueda desarmarse.
  • Cuando se trata de una injusticia, las razones sobran para no quedarse callado. Decía Desmond Tutu que el lenguaje es poderoso porque crea la realidad que describe, por ende; si lo usamos para hacerle frente a las más terribles tragedias de nuestro mundo, habremos construido un futuro mejor.
  • Aunque siempre es bueno que reconozcamos nuestra valía y lo que podemos brindar, quedarse callado es mejor que parecer vanidosos y ególatras.

Pensar en no caer en el exceso es el límite. Lo correcto siempre será saber hallar el balance y aprender a quedarse callado en la justa medida, así como entender que es necesario dar nuestro punto de vista o nuestras razones cuando los hechos así lo ameriten.

 

¿Por qué nos da miedo estar callados?

El silencio puede ser incómodo. En soledad, quedarse callado puede hacernos escuchar nuestros propios pensamientos, cuestionarnos, por lo que muchas personas no están preparadas para ello y prefieren llenar el vacío con el bullicio hueco de quien teme a su oscuridad.

Existe la falsa creencia de que quedarse callado es tomar una decisión errada, ya que en nuestra cultura occidental está arraigada la idea que hacerlo es sinónimo de ignorancia, que quien más habla, más sabe. Entonces, ocurre que todos quieren hablar a la misma vez… Pero nadie se entiende.

Debemos cambiar lo que ha significado quedarse callado en nuestra cultura hispana, que tiende a tener una connotación negativa y asociada al castigo. Las personas debemos poder hablar cuando nos apetezca, sin que nos tengan que obligar a decir lo que estamos pensando, si no queremos.

 

5 Situaciones en las que es mejor quedarse callado

El silencio es una gran herramienta comunicativa, que debemos aprender a gestionar nuestras emociones gracias a la comunicación asertiva. Quien logre volverse un maestro de sus silencios, tendrá asegurado el éxito en cualquier proyecto que se proponga, así como en sus relaciones personales.

Esta es una virtud a la que todos estamos llamados a desarrollar no solo por nuestro bien sino por el de la sociedad entera. Presta especial atención a los siguientes párrafos, porque quiero compartirte varias situaciones en las que quedarse callado sería lo más ideal para evitar cualquier inconveniente.

 

Ante personas que dan vueltas a asuntos cerrados

El primer escenario en el que hay que aprender a quedarse callado es justamente delante de esas personas que disfrutan robando nuestra energía, a costa de remover asuntos que han sido discutidos ya.

A ese tipo de personas no les basta que se les diga “ya eso lo discutimos”, por lo que, ante tales insistencias, a veces es mejor callar y no decir nada para no darles una razón más para que continúen metiendo el dedo en la llaga.

Quedarse callado es mejor en estos casos, donde lo único con lo que podemos arroparnos es con nuestra corporalidad, mientras esperamos que nuestro interlocutor extinga por sí la perolata. Lo mismo ocurre con las personas muy enojadas, pues debatir lo que dicen puede ser como echarle gasolina al fuego.

 

Cuando tenemos el deber de escuchar

Los líderes tienen el deber de dar explicaciones a sus equipos de trabajo, pero también la de guardar silencio y permitir que todos opinen, y den su propuesta. Hay que evitar caer en ese modelo egocéntrico de quienes hacen reuniones para solo escucharse a sí mismos. Quedarse callado es de sabios.

Cuando se practica el liderazgo renovador, por añadidura también se incentiva a los miembros del grupo a que conozcan la importancia de no quedarse callado. Todos pueden y deben aportar para mejorar. Cuando se abren espacios de escucha, hay que darle confianza al otro para que hable.

Lo mismo debe aplicarse con clientes y con posibles candidatos durante las entrevistas. Aprender a quedarse callado en estos casos, es lo mejor que podemos hacer para que el verdadero protagonista hable, y nosotros podamos conocer mejor sus intereses.

 

En momentos de reflexión

A veces es mejor callar para no lastimar. El silencio debe llevarnos a pensar con más detenimiento lo que debemos decir y cómo debemos hacerlo. Cuando alguien nos apresura a encontrar una solución rápida y eficaz, no tenemos por qué apresurarnos.

El silencio es mágico. Y con esto no me refiero a quedarse callado o ignorar al otro, sino a que nuestra mente muchas solo necesita un momento de reflexión para ordenar ideas, mantener a raya sus emociones e incluso, es una estrategia de comunicación eficaz para mantener las expectativas.

Manejar el arte de quedarse callado en una discusión o debate, puede ayudarnos a recuperar la atención, ya que es una señal para los demás de que estamos enfocados, que nos respetamos a nosotros y a los demás lo suficientemente como para no precipitarnos.

 

Por aprendizaje

Decía el fallecido entrevistador Larry King: «Nunca aprendí nada mientras era yo quien hablaba». Cuando se trata de adquirir nuevas experiencias y conocimientos, a veces es mejor quedarse callado y simplemente observar, detallar y escuchar con toda la concentración posible.

Hay personas que solo se dedican a hablar por hablar. Cuando aparentamos que sabemos, no podemos llenar el vacío desinformativo que hay en nosotros. Por eso, a veces es mejor callar y no decir nada, sino reconocer nuestra ignorancia y pedir que otros nos iluminen con su conocimiento.

 

Por amor y respeto a los demás

Quedarse callado no significa que no tenga nada que decir, pero sí es necesario saber medir las consecuencias de nuestras palabras. Tanto en la oficina como en casa, debemos permitir que quienes están a nuestro alrededor crezcan, cederles espacio para que se expresen.

Aprender a silenciar nuestra boca, mientras permitimos que los demás conozcan la importancia de no quedarse callado, puede convertirse en uno de los más grandes gestos de amor que podemos mostrar hacia las personas que comparten a diario con nosotros.

Aquí quisiera traer a colación el tema de las relaciones sentimentales en el trabajo, del cual escribí recientemente. Si ya el día a día puede traer grandes retos para las parejas, imaginemos lo que podría ocurrir si compartieran oficina y ninguno de los dos sabe gestionar sus emociones.

En una situación laboral de este calibre pueden haber conflictos de intereses que afecten a terceros, y por lo tanto; no bastará con ser reservados, sino que ambos necesitarán saber comunicarse efectivamente entre ellos, para evitar mezclar lo personal con lo profesional.

 

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Infografía Las 5 situaciones en las que es mejor quedarse callado

Recomendaciones finales sobre cuándo es mejor quedarse callado

En la medida en que uno aprende a quedarse callado  cuando las circunstancias así lo señalan, automáticamente comienza a labrar su propio camino hacia la sabiduría interior, lo cual solo se puede alcanzar al prestar nuestros oídos a los demás.

Mi abuela decía que «El buen saber es callar, hasta ser tiempo de hablar» y en Academia de Emociones queremos enseñarte a conectar contigo para que escuches al mundo. Esto te llevará a saber cuándo hablar oportunamente, porque no es bueno quedarse callado cuando hay cosas que resolver.

Sin embargo, hay temas en los cuales nunca deberíamos dudar en alzar nuestra voz. Por ejemplo, lo correcto es no quedarse callado ante el bullying, ante el abuso de poder, ante la discriminación racial o cualquier situación en la que se vulneren los derechos humanos.

Necesario es llegar a manejar nuestras emociones de manera adecuada, para que podamos crear un balance idóneo entre nuestras palabras y nuestros silencios. Los extremos siempre son contraproducentes y poco enriquecedores. ¿La clave final para no estancarnos en ellos? Autoconocerse.