Dra. Estrella Flores-Carretero.

¿Te gustaría que tus hijos o nietos se conviertan en adultos solidarios? Mas allá de la educación académica es imprescindible que exista una promoción de los valores éticos desde la infancia.

Pero a pesar de que los estudios demuestran una propensión de la mayoría de los niños hacia la compasión por los demás, resulta esencial cultivar esta virtud a lo largo del tiempo con estrategias sencillas y aplicables durante el día a día.

Por ejemplo, en México, existe un programa llamado «Escuela Solidaria» que promueve la solidaridad en los niños dentro del aula, ha logrado involucrar a más de 2.5 millones de estudiantes en estas actividades desde 2013.

Hoy queremos mostrarte como en casa también puedes sembrar la semilla de la solidaridad en los niños. Como dijo el exitoso empresario Ray Kroc “Ninguno de nosotros es tan bueno como todos nosotros juntos”.

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La solidaridad en los niños: 6 estrategias para desarrollarla con éxito

¿Qué es la solidaridad?

La solidaridad describe la cualidad para sentir empatía y compasión por los demás, actuando en consecuencia para apoyar a aquellos que lo necesitan. Esta virtud se considera fundamental en todas las sociedades, y es valorada por su capacidad para fomentar la cooperación entre individuos.

La solidaridad en los niños como valor significa construir una unión sin que tenga por qué existir ningún lazo afectivo, sino por la voluntad de ayudar; gracias a ello es posible conocer a personas muy diversas con intereses similares a los tuyos.

Se puede manifestar de múltiples formas, desde pequeños actos de bondad hasta esfuerzos a gran escala para ayudar a comunidades enteras en momentos de desastre natural.

Como virtud filosófica, la solidaridad implica una reflexión crítica sobre las relaciones entre los seres humanos y nuestra responsabilidad con el entorno. En base a esto una descripción de un comportamiento no solidario sería la siguiente:

imagina que hay un grupo de compañeros de trabajo que necesitan colaborar en un proyecto en equipo; uno de ellos, en lugar de contribuir, decide hacer lo mínimo posible y dejar que los demás se encarguen de la mayor parte.

¿Por qué la solidaridad es considera una virtud?

En primer lugar, la solidaridad fomenta la convivencia pacífica. La vida en sociedad implica la interacción constante entre individuos que provienen de orígenes diversos, por lo que tienen necesidades y deseos distintos.

Las acciones solidarias permiten que las personas cooperen para lograr objetivos comunes, como luchar contra la pobreza, la desigualdad y la exclusión social. Al trabajar juntos, logran mucho más de lo que harían por sí solos.

Además, este valor es esencial para el bienestar comunitario. Cuando hay personas ayudando a otras proporcionan apoyo emocional y material para quienes enfrentan dificultades; en situaciones de emergencia la solidaridad es determinante para salvar vidas.

Otra razón por la que es considerada una virtud es porque puede promover otros valores éticos como el altruismo y la empatía. El altruismo se refiere a la disposición de ayudar a los demás sin esperar nada a cambio.

La empatía es la capacidad de una persona solidaria para identificarse con la situación emocional del otro. Estas cualidades son vitales para construir relaciones interpersonales satisfactorias.

Sin embargo, la solidaridad en los niños no se puede imponer. Es una virtud que debe ser cultivada por los individuos y las sociedades progresivamente a través de la concienciación sobre la diversidad global o la educación cívica.

Tipos de solidaridad

Según la teoría sociológica de Emile Durkheim, existen dos tipos de solidaridad. A continuación, se exponen detalladamente:

Solidaridad mecánica

Este tipo de solidaridad se caracteriza por la homogeneidad de los individuos en una sociedad. La solidaridad mecánica se basa en la semejanza de creencias, costumbres y formas de vida entre los miembros.

Por lo tanto, estas personas solidarias comparten una misma conciencia colectiva, es decir, una serie de normas y valores comunes. Esta conciencia se transmite de generación en generación y es reforzada a través de instituciones como como la religión, la familia y la educación.

Por ejemplo, en algunas comunidades rurales o tribus los miembros se reúnen en la construcción de viviendas o cosecha de cultivos de manera colaborativa y sin remuneración, como una forma de apoyo mutuo solidario.

Solidaridad orgánica

En las sociedades más modernas, la solidaridad orgánica está basada en la división del trabajo y la especialización de las funciones sociales. Cada individuo tiene un papel específico, dependiendo de los demás para satisfacer sus necesidades.

Se trata de una relación de interdependencia, la cooperación entre los diferentes sectores se refuerza a través de instituciones como el mercado, la ley o la administración pública.

Existen varios ejemplos de solidaridad orgánica; en un hospital el médico general refiere al paciente a un especialista para una evaluación más detallada, como un cardiólogo o un oncólogo. Luego, el especialista trabaja con otros miembros del equipo, como enfermeras y terapeutas, para diseñar un tratamiento.

Cada uno de estos profesionales depende del otro para proporcionar la atención médica adecuada. En este caso, la solidaridad orgánica se basa en la complementariedad de las funciones sociales de los diferentes profesionales médicos.

Además de estos dos tipos principales, también se pueden identificar otras, como la solidaridad en los niños, la solidaridad intergeneracional, la intercultural o la internacional. Cada uno de ellas depende de varias formas de identificación y cooperación entre los grupos sociales.

¿Cómo se puede demostrar la solidaridad?

Existen muchos ejemplos de solidaridad que demuestran cómo esta virtud puede tener un impacto positivo en la sociedad. Durante la pandemia de COVID-19, por ejemplo, se han percibido en todo el mundo.

Desde donaciones de alimentos y equipos médicos hasta voluntariado en hospitales y residencias de ancianos, las acciones solidarias han sido esenciales para enfrentar los desafíos de esta crisis global.

También eres solidario cuando participas en movimientos sociales, que son esfuerzos organizados por un grupo que pretenden lograr un progreso político. Por ejemplo, en E.E.U.U el movimiento por los derechos civiles de los años 50 luchaba contra la segregación y discriminación racial.

Pero además existen movimientos solidarios en línea, como el Ice Bucket Challenge, que recaudó más de 100 millones de dólares para la investigación de la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) en 2014 y 1015.

El voluntariado también se encuadra en este contexto y es una buena forma de fomentar la solidaridad en los niños , consiste en ofrecer tiempo y habilidades para ayudar a quienes lo necesiten a cambio de su gratitud. El informe científico “The health benefits of volunteering: a review of recent research” concluye con resultados reveladores.

Los datos demuestran que participar en programas de voluntariado aumenta la autoestima, mejora la salud mental en muchos aspectos, está relacionado con una mayor esperanza de vida, mayor capacidad funcional e incluso menor probabilidad de sufrir una enfermedad cardiaca.

Sin embargo, una de las muestras más fiables de solidaridad es la que se desarrolla en el ámbito laboral cuando los empleados superan la cultura competitiva para ayudar a sus compañeros en situaciones de incertidumbre o inexperiencia.

5 ejemplos de solidaridad que puedes encontrar a tu alrededor

Solidaridad entre vecinos

La solidaridad en los niños puede comenzar a un paso de tu casa; si un vecino tiene problemas para llevar las bolsas de la compra, de la basura o reparar una avería, ofrecerle ayuda fomenta un ambiente basado en el respeto y apoyo mutuo entre la comunidad.

Donación benéfica

Las asociaciones u organizaciones sin ánimo de lucro (ONG) son una manera excelente de que cualquiera pueda contribuir al bienestar alrededor del mundo sin moverse de casa con un donativo o participando activamente.

Desafortunadamente existe una gran variedad de causas solidarias disponibles entre las que destacan la protección de los derechos infantiles, la pobreza o la lucha ambiental.

Cuidado del medio ambiente

Un hábito tan cotidiano como el del reciclaje forma parte de las acciones solidarias en casa. Pero tu impacto benéfico puede ir mucho más allá si además reduces la cantidad del consumo de plástico o agua al ducharte, entre otros ejemplos.

Por otra parte, puedes optar por tomar el transporte público, caminar o ir en bicicleta para acudir al trabajo, y si te encuentras más concienciado incluso puedes informarte sobre como plantar un pequeño árbol; todo esto en apoyo de la agricultura ecológica y las energías renovables.

Al adoptar este compromiso de fomentar la solidaridad en los niños estarás haciendo un aporte a la sociedad que te rodea, y especialmente con las generaciones futuras que no tienen por qué sufrir los efectos tan perjudiciales de la contaminación.

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Enseñar la solidaridad en los niños

Compartir conocimientos

Además de prestar favores materiales o monetarios, compartir tus recursos intelectuales ayuda a tu interlocutor a aprender una nueva habilidad mientras puede completar su tarea con éxito.

El aprendizaje es sinónimo de progreso y cuando dos personas están interesadas por el mismo tema, se fomenta un diálogo constructivo caracterizado por el intercambio de ideas creativas.

Realizar este tipo de prácticas ayuda a fomentar la solidaridad en los niños, gracias a que es tan enriquecedor para quien lo ejecuta como para quien lo recibe.

Apoyo psicológico

El mero hecho de acompañar a quien está atravesando un momento personal complicado es síntoma de solidaridad. Es complicado prestar apoyo emocional ante determinadas situaciones que pueden llegar a afectar al propio ánimo, especialmente si se trata de una persona cercana.

Aunque lo más importante es entender que no es tu responsabilidad resolver los problemas ajenos, sino estar presente y escuchar activamente. La mejor forma de ser solidario en este contexto es validar las emociones de tu interlocutor.

Importancia de enseñar la solidaridad a los niños

La solidaridad en los niños desarrolla habilidades emocionales y sociales que les permiten interactuar positivamente con otros niños y adultos. Entre estas se incluyen la capacidad de empatizar, ser asertivo y trabajar en equipo.

Enseñar solidaridad en los niños no es un asunto que deba dejarse al azar. Los padres y educadores tienen un papel fundamental que desempeñar en la formación de sus actitudes.

Comprender el valor de la solidaridad es la base para evitar conductas egoístas, ya que adquirir esta virtud implica respetar la diversidad de intereses sociales con el objetivo de coexistir pacíficamente.

Además, la solidaridad en los niños ayuda a desarrollar su sentido de la responsabilidad de cara al futuro, es decir, sobre el hecho de que las decisiones que toman causan un efecto en el entorno que les rodea del cual deben ser conscientes.

Asimismo, a continuación, te mostramos otros de los grandes beneficios de difundir la solidaridad entre los más pequeños:

– Prevención de conductas violentas: Tendrán una mayor habilidad para resolver conflictos pacíficamente, tienden a ser más tolerantes. Promover la solidaridad en los niños es una gran arma contra el acoso escolar que suele estar relacionado con una deficiencia de empatía.

– Fortalecimiento de la autoestima: Al sentirse valiosos para los demás experimentan una sensación de bienestar que les permite comprender la importancia de su lugar en el mundo.

– Desarrollo cognitivo: Interactuar con ambientes diversos desde una edad temprana a través de acciones solidarias contribuye a una comprensión profunda del mundo exterior; de esta forma se resuelven cuestiones con más información, creatividad y pensamiento crítico al haber desarrollado un criterio propio.

Transmitir la solidaridad en los niños significa brindarles una herramienta para hallar la felicidad no sólo en lo que tienen, sino también en lo que son capaces de aportar a los demás.

6 estrategias para enseñar la solidaridad en los niños y convertirlos en personas más empáticas

Lectura de cuentos o historias

La literatura, además de desarrollar la imaginación y el pensamiento creativo, es increíblemente útil para educar en valores cuando los protagonistas se comportan de acuerdo con ellos.

Se favorece la solidaridad en los niños al identificarse con sus personajes favoritos, esto se conoce como «aprendizaje vicario». La lectura también mejora las habilidades expresivas. Para ello te recomendamos especialmente “El gigante egoísta” de Oscar Wilde o “El árbol generoso” de Shel Silverstein.

Practicar deportes colectivos

Cuando los niños juegan en equipo, trabajan unidos para lograr un fin común y practican habilidades sociales esenciales como el respeto o la comunicación efectiva.

El deporte fomenta especialmente el sentimiento de pertenencia a una comunidad en la que resulta crucial que todos los compañeros caminen juntos si un miembro experimenta cualquier dificultad, por eso es una buena forma de enseñar la solidaridad en los niños.

Actividades de voluntariado en familia

El voluntariado ayuda a fomentar la solidaridad en los niños, debido a que brinda una perspectiva del mundo que aún no conocían, al colaborar con personas de diferentes orígenes o culturas se comprende el valor de la diversidad.

Fomentar el valor de la gratitud

La gratitud diaria es un valor que va de la mano con la solidaridad en los niños. Cuando te sientes agradecido por lo que tienes, es más probable adoptar una actitud positiva hacia los demás y su aportación a tu vida.

Es determinante que los niños aprendan a valorar lo que tienen en lugar de enfocarse en lo que les falta. Se les puede enseñar a apreciar la cobertura de necesidades básicas, una casa, comida, ropa y amor de su familia.

Además, se les puede pedir que antes de dormir, piensen en tres cosas buenas que les hayan ocurrido durante el día y que les hayan hecho sentir agradecidos; repite tú mismo el proceso mostrando ejemplo.

Hacer limpieza de juguetes y ropa

Es sencillo que en la cultura de la acumulación en la que vivimos los niños nunca lleguen a ser conscientes de la cantidad de juguetes, ropa o bienes materiales que poseen.

Por ello, tras una celebración de cumpleaños o antes de la Navidad es muy positivo que ambos reviséis su habitación juntos y sobre todo que donéis aquellos objetos que se encuentren en buen estado.

Este proceso ayudará a mantener su espacio ordenado, a aclarar sus gustos y a agradecer el tiempo que disfrutó con estos objetos para fomentar la solidaridad en los niños.

Dar tu ejemplo

Los niños pueden imitar comportamientos incluso antes de cumplir un año. Alrededor de los 6 meses, los bebés comienzan a imitar gestos faciales, como sacar la lengua, y a los 9 meses, acciones más complejas, como aplaudir.

Asimismo, son más propensos a simular conductas de personas percibidas como modelos positivos. Por ejemplo, es más probable que un niño imite a su padre o madre que a un extraño.

Así que el acompañamiento de la familia en el proceso fomenta automáticamente la solidaridad en los niños, aún más si les explicas con claridad tus motivos. Si quieres comenzar aquí te dejamos algunos ejemplos de solidaridad para niños:

  • Compartir sus juguetes en una quedada.
  • Ayudar a un compañero en clase.
  • Hacer una manualidad para alguien que atraviesa un momento difícil.
  • Alimentar o cuidar a los animales.
  • Recoger basura en la playa o el parque.
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Infografía la solidaridad en los niños

Recomendaciones sobre la importancia de promover la solidaridad en los niños para crear adultos más empáticos

Por tanto, la solidaridad en los niños es una de las cualidades más hermosas y conmovedoras que existen. Solo cuando eres solidario, puedes comprender que la felicidad de uno mismo está estrechamente ligada a la de los demás.

Según varios estudios los niños se educan fundamentalmente a través del ejemplo que perciben de sus referentes; por ello los docentes, educadores y padres cumplen un papel determinante en la construcción de una sociedad más equitativa.

Pero a nivel individual también estarás favoreciendo su crecimiento personal. Entre los numerosos beneficios de transmitir la solidaridad en los niños se encuentra una mejora en el rendimiento académico, ya que serán alumnos más proactivos, así como con una gran facilidad para colaborar en equipo.

Según UNICEF la solidaridad en los niños y jóvenes se está convirtiendo en el mayor impulsor de cambio social alrededor del mundo; cada vez más de ellos están liderando campañas solidarias para abordar temas como la desigualdad o el cambio climático.

En el IEIE queremos unirnos a esta tendencia gracias a la formación en valores. Con el Campamento de Emociones para niños de 3 a 8 años, tus hijos podrán comenzar a introducirse por su cuenta en el mundo de la gestión emocional.

Este curso online está diseñado por psicólogos especialistas, supondrá una gran experiencia para que se conozcan emocionalmente y aprendan a actuar ante diversas situaciones sociales mediante técnicas didácticas y amenas.